La
DM2 es una enfermedad compleja, cuyo manejo supone también el control
de las comorbilidades y de las complicaciones que la acompañan. La
mayoría de estas complicaciones son el resultado del daño vascular
(macro y microvascular) que implica la hiperglucemia mantenida. El daño
endotelial y otras condiciones patológicas, como la obesidad, el
sedentarismo y la alimentación poco saludable, contribuyen, en los
pacientes diabéticos, a la progresión del daño vascular, a la aparición
de hipetensión arterial y a la alteración del metabolismo de los
lípidos. Todas estas circunstancias se superponen y solapan, haciendo
del tratamiento de la DM2 un reto para el clínico.
Dando
por descontado que cada paciente necesita una atención individualizada,
el clínico necesita de ciertas herramientas a las que recurrir para
orientar el manejo de la enfermedad. Las guías clínicas de las
Sociedades Científicas constituyen el compendio práctico de la evidencia
científica acumulada. En el caso de la DM2, su propia complejidad
fisiopatológica hace que, aunque se basen en las mismas fuentes de
evidencia, existan variaciones en las estrategias para tratar y para
controlar la evolución de los pacientes tratados. Por ello no debe
extrañarnos que existan diferentes interpretaciones a cerca del camino a
seguir para alcanzar los objetivos de control. Estas interpretaciones
se sustancian en diferentes algoritmos prácticos.
Más información...
Más información...
No hay comentarios:
Publicar un comentario